La canción habla del primer alemán que murió intentando atravesar el muro de Berlín.
Peter Fechter, un obrero de la construcción de 18 años, intentó huir junto con un amigo y compañero de trabajo, Helmut Kulbeik.
Tenían
pensado esconderse en el taller de un carpintero, cerca del muro, y
tras observar a los guardias de la "frontera" alejándose, saltar por una
ventana hacia el llamado "corredor de la muerte", atravesarlo corriendo
y saltar por el muro cerca del Checkpoint Charlie, a Berlín Oeste.
Hasta
llegar al muro las cosas salieron bien, pero cuando se encontraban
arriba, a punto ya de pasar al otro lado, los soldados les dieron el
alto, y a continuación dispararon.
Helmut
tuvo suerte, Peter resultó alcanzado por varios disparos en la pelvis,
cayó hacia atrás, y quedó tendido en el suelo en la "tierra de nadie",
durante cincuenta angustiosos minutos, moribundo, desangrándose, a la
vista de todos, y sin que nadie hiciera nada.
Gritó
pidiendo auxilio, pero los soldados soviéticos que le habían disparado
no se acercaron, y lo único que pudieron hacer los soldados americanos
fue tirarle un botiquín, que no le sirvió de ayuda, ya que sus graves
heridas internas le impedían moverse, y poco a poco fue perdiendo la consciencia. Durante
casi una hora, los ciudadanos de ambos lados de Berlín contemplaron
impotentes su agonía, gritando a los soldados de ambos lados para que le
ayudasen.
Pero
ambos bandos tenían miedo de que los del otro lado les disparasen, como
había pasado en otras ocasiones anteriores; aunque ninguna en una
circunstancia tan perentoria como esta y a las dos del mediodía, con
tantos testigos presentes, incluyendo periodistas en el lado occidental.
Los
soldados del lado oriental, zona a la que pertenecía en realidad la
"tierra de nadie", tampoco le ayudaron, y no se acercaron hasta pasados
50 minutos, seguramente para que sirviera de ejemplo para cualquier otro
que pensase huir.
(Aún
así, entre 1961 y 1989 murieron más de 260 personas, sólo intentando
cruzar el Muro; además de los que murieron al querer cruzar la frontera
entre las dos Alemanias, y ya no hablemos de los que estuvieron en la
cárcel por intentarlo, o por ayudar a otros).
Cuando
por fin se acercaron los soldados de la RDA y se lo llevaron, los
ciudadanos de ambos lados gritaron repetidamente "¡asesinos, asesinos!".
En
el lado occidental, se sucedieron las protestas y las manifestaciones
los días siguientes. Los habitantes del Berlín Oeste comprendieron
claramente lo difícil que sería para sus familiares y amigos del Berlín
Este el intentar escapar.
Asimismo, también se dieron cuenta, decepcionados, de que los soldados americanos, en pleno auge de la Guerra Fría, no harían nada para ayudarles en circunstancias similares.
Fue un duro golpe para la esperanza de los berlineses.
Letra de la canción:
cansado de soñar;
pero TRAS LA FRONTERA está su hogar,
su mundo y SU CIUDAD.
Piensa que la ALAMBRADA sólo
es un trozo de metal
algo que nunca puede detener
sus ansias de volar.
Libre,
como el sol cuando amanece yo soy libre,
como el mar.
Libre,
como el ave que escapó de su PRISIÓN
y puede al fin volar.
Libre,
como el viento que recoge MI LAMENTO Y MI PESAR,
camino sin cesar,
detrás de la verdad,
y SABRÉ LO QUE ES AL FIN LA LIBERTAD.
Con su amor por bandera se marchó
cantando una canción;
marchaba tan feliz que NO ESCUCHÓ
LA VOZ QUE LE LLAMÓ.
Y TENDIDO EN EL SUELO SE QUEDÓ,
SONRIENDO Y SIN HABLAR;
SOBRE SU PECHO, FLORES CARMÉSÍ
BROTABAN SIN CESAR.
La canción, escrita diez años después de los hechos, recoge una historia y unas fotos que dieron la vuelta al mundo, y que todavía hoy son símbolo de la crueldad humana.
En el lugar donde murió Peter Fechter, se levantó en 1990 un monumento.
Ya en 1997, dos antiguos soldados de la RDA fueron juzgados, y admitieron haber disparado contra Peter Fechter.
Se les declaró culpables, y fueron condenados a un año de cárcel. En el juicio el forense declaró que toda ayuda hubiera sido inútil, ya que la gravedad de las heridas le hubiera causado la muerte en cualquier caso. Pero es algo que nunca sabremos, ¿verdad?
La canción es símbolo de todo el pueblo alemán que soñó con huir, ya que si Peter fue la primera víctima del muro, el último, Chris Gueffroy, en 1989, tenía, precisamente, veinte años...
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