domingo, 27 de marzo de 2011

Decepción (capítulo 4)




Después de unos días de descanso y bastante trabajo...he estado un poco ocupado... os dejo con el siguiente capítulo de la historia, que ya no queda mucho para que termine. Espero que os esté gustando.




Decepción (capítulo 4)

Al día siguiente él se despertó con la dulce voz de Marta en su cabeza… ¿Qué le empezaba a pasar? ¿Empezaba a sentir algo por ella?

Era la última semana en la que estaba en el hospital trabajando…ya que el lunes se incorporaba la chica que estaba de baja. Marta había cogido mucho cariño a un paciente, el cual sabia que le quedaba muy poco tiempo de vida…estaba un poco decaída…
Jero se dio cuenta que Marta le tenía mucho aprecio al paciente y que ella parecía muy triste. Se preocupó todos los días en llamarla haber qué tal estaba ella hasta que el día que a Marta se le acabó el contrato, en el cual, coincidentemente el paciente falleció.

Estaba terminal porque tenía cáncer, pero a la hora de hacerle la autopsia, en el estómago le encontraron restos de una sustancia que se había tomado, según explicaba la noticia en el periódico del barrio, momento en el cual cuando Jero lo leyó se quedó perplejo…
Era el último día de Marta…el paciente se muere ese día…puede ser que ella tenga al alcance sustancias ilegales…
Ya eran muchas coincidencias, quizá Jero se estaba volviendo algo paranoico, pero en su cabeza cada día ella ocupaba más espacio.

A la semana siguiente le invitó ella a cenar a su casa, sabía cocinar muy bien y Jero era de buen comer. Llegó, la mesa ya estaba puesta y el como buen detallista que era llevó el vino y un ramo de flores.

Era muy buena cocinera, por lo tanto iba a deleitar a Jero con buenos platos, de primero, calabacines con bechamel y queso azul, a él le encantaba la verdura. Cuando se lo comieron, sacó el segundo, solomillo de ternera con salsa de setas, tenía buena pinta.

- Voy un momento al baño.- Marta se levantó y se fue un momento.

Jero necesitaba un cuchillo para cortar la carne, así que empezó a rebuscar entre los cajones de la cocina. Abrió uno…luego otro…en el siguiente no había más que trapos para secar, pero hubo uno que le llamó la atención. En el fondo del cajón...de color azul, doblado de forma cuidadosa, apartado de los demás. La curiosidad le pudo, lo sacó despacio, lo abrió…y su cara era un cuadro. No sabía qué hacer, le temblaban las manos, nunca había tenido entre ellas lo que en el trapo había…

2 comentarios:

  1. Uffff, se va liando la historia. A ver que pasa con la enfermera de hierro.

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  2. Anda que como nos pones a las enfermeras hijo...

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